El amor por nuestros bulldog francés no tiene límites, es algo difícil de explicar con palabras. Probablemente quién no tiene un bulldog francés o un perro no lo llegue a entender y en ocasiones nos traten como locos. Cuando les pasa algo lo pasamos sufrimos como si de nuestro hijo se tratase, cuando están felices y contentos nuestra alma se llena de felicidad también.
Cuando estamos tristes son nuestros mejores psicólogos, nuestros mejores compañeros de paseo y los que alegran cada uno de nuestros días. Es algo recíproco y que tiene una explicación científica. Takefumi Kikusui, un especialista de conducta animal de la Universidad de Azabu en Japón, realizó junto con su equipo de investigadores un estudio en relación a lo que une a los humanos con sus perros, lo que sus conexiones provocan para que tengamos ese sentimiento indescriptible a veces.
El amor hacia nuestros perros nace en la mirada
La investigación muestra que cuando nuestros amigos peludos nos miran fijamente a los ojos, activan la misma respuesta hormonal que une a los bebés humanos. Se trata del primer estudio que muestra este efecto hormonal de la unión entre los seres humanos y otras especies, y este puede ayudar a explicarnos cómo los perros se convirtieron en nuestros mejores compañeros de vida hace miles de años.
Qué y cómo se produce la conexión entre perros y humanos
Los perros ya son reconocidos por su capacidad de interactuar con los seres humanos. No son sólo cuando los paseamos o les tiramos la pelota para que nos la traigan, los perros parecen entendernos de una manera que lo hace ningún otro animal. Por ejemplo cuando señalamos un objeto a nuestro bulldog francés o perro, él o ella va a mirar donde estés señalando, se aproximan mucho a nuestros parientes más cercanos, los chimpancés. Las personas y los perros también miran a los ojos cuando interactuan con los demás, una clara señal de comprensión y afecto que los parientes más cercanos de los perros, lobos, interpretan como hostilidad.
Fue esta conexión que despertó el interés de Takefumi Kikusui. Sus estudios se centran en la oxitocina, una hormona que juega un papel importante en la unión con la madre, la confianza y el altruismo. Otros estudios han demostrado que cuando una madre mira fijamente a los ojos de su bebé, los niveles de oxitocina del bebé se elevan, lo que hace que el bebé mire de nuevo a los ojos de su madre, lo que provoca que la madre libere más oxitocina, y así sucesivamente. Este bucle de retroalimentación positiva crea un fuerte vínculo emocional entre la madre y el niño durante el periodo en el que el bebé no puede expresarse de otra forma.
Kikusui, también dueño de perros durante más de 15 años, se preguntó si esto mismo ocurría con nuestros perros. «Amo mis perros, y siempre me siento que son más un familiar que una mascota o animal de compañía», dice. «Así que empecé a preguntarme, ¿por qué están tan conectados emocionalmente a los seres humanos? «
Kikusui y sus colegas convencidos de que esto era así, convenció a 30 de sus amigos a llevar a sus perros a su laboratorio de investigación. También encontraron y se sumaron personas que estaban criando lobos como mascotas. Cuando cada dueño trajo su perro al laboratorio, los investigadores recogieron la orina de ambos y luego pidieron a los propietarios que interactuasen con su perro en una sala de juntas durante 30 minutos.
Durante este tiempo, los sueños acariciaron, hablaron y jugaron con sus perros. Los perros y sus dueños también se miraron fijamente a los ojos durante unos minutos. (Los lobos, como es lógico, no tenía mucho contacto visual con sus dueños). Después de que el tiempo de interactuación había acabado el equipo tomó muestras de orina de nuevo.
Los perros y sus dueños, unidos por la mirada
Las miradas mutuas habían tenido un profundo efecto tanto en los perros como en sus dueños. De los dueños y perros que habían pasado la mayor parte del tiempo mirándose a los ojos, tanto en perros machos y hembras experimentaron un aumento del 130% en los niveles de oxitocina, y tanto hombres como mujeres propietarias un aumento del 300%. Kikusui era uno de ellos, participando en el experimento con sus dos caniches estándar, Anita y Jazmín. Por el contrario los científicos no observaron ningún aumento de oxitocina en los perros y los dueños que habían pasado poco tiempo mirándose el uno al otro.
Las interacciones humano-perro provocan el mismo tipo de oxitocina entre las madres y sus bebés
En un segundo experimento, el equipo repitió el mismo procedimiento, excepto que esta vez les dieron a los perros un aerosol nasal de oxitocina antes de que interactuaran con sus dueños. Los perros hembras que recibieron el aerosol nasal estuvieron más del 150% del tiempo mirando a los ojos a sus dueños, que a su vez produjeron un repunte de 300% en sus niveles de oxitocina.
Los resultados sugieren que las interacciones humano-perro provocan el mismo tipo de oxitocina bucle de retroalimentación positiva como se ve entre las madres y sus bebés. Y que, a su vez, puede explicar por qué nos sentimos tan unidos a nuestros perros, y viceversa. Kikusui dice el aerosol nasal puede haber afectado sólo las perras porque la oxitocina juega un papel más importante en la reproducción femenina, siendo importante durante el parto y la lactancia.
Este bucle de retroalimentación positiva, dice, puede haber jugado un papel crítico en la domesticación del perro. Y los humanos han desarrollado por ellos mismos la capacidad de corresponder y alimentar ese circuito que existe entre el vínculo de una madre y su hijo. Kikusui, que sugiere que la oxitocina, disminuye la ansiedad, y esta adaptación puede haber sido importante para la supervivencia humana.
«Si los seres humanos están menos estresados, es mejor para su salud». No tenemos duda que compartir nuestra vida con nuestro bulldog francés sólo nos trae cosas buenas, porque además tener un perro trae infinitas cosas buenas a nuestra salud.
Por esto muchas veces afirmamos que nuestros bulldog francés nos hablan con su mirada, es la forma que tienen de expresarnos su amor incondicional y nosotros no podemos dejar de observarlos y de darles cariño cuando lo reclaman. Muchos investigadores apuestan por este tipo de estudios los cuales nos interesan mucho y seguiremos compartiendo con vosotros.
Lo que esta claro es que amamos a nuestros bulldog francés por encima de todas las cosas, y que haremos todo lo que sea necesario para que tengan una calidad de vida y vivan felices a nuestro lado. Lo que nos aportan no se describe con palabras ya que es un sentimiento único. Por eso desde Frenciemania animamos a todo el mundo a tener perro y si es un bulldog francés mejor que mejor. Si te ha parecido interesante, no dudes en compartirlo, seguro tienes muchos amigos amantes de los perros que se sientan identificados.